De las nínfulas de Nabokov a la guardia juvenil de Evo Morales 

El poder es un poderoso afrodisiaco, no obstante, no debe ser motivo para dar rienda suelta a las bajas pasiones de quien se encuentra como gobernante de un Estado, pues demuestra concupiscencia de la sociedad de donde proviene la máxima autoridad y la propia baja ralea del gobernante de turno.

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